New Orleans Jazz Funeral

El público asistirá al sepelio de un... Granuja.
El entierro de un prestigioso empresario es el motor de este cortejo fúnebre bullicioso, teñido de jazz.
En este escenario, el concierto será interrumpido por extravagantes personajes cercanos al difunto, interactuando con el público e improvisando situaciones disparatadas.
Al final todo acaba en una fiesta.

DESARROLLO:
El espectáculo consta de 3 partes diferenciadas:

La Procesión
El Cortejo fúnebre formado por el oficiante, la banda de música y el féretro junto con los familiares del difunto. A continuación, el resto de personas allegadas al difunto.

El Velatorio
Durante el velatorio la banda amenizará con unas piezas musica- les el triste momento y presencia- remos diversas intervenciones de los familiares.

Cambio de Ritmo FIN DE FIESTA
Los familiares más allegados lleva- rán al difunto a enterrar mientras invitan a todos los presentes a disfrutar de la vida.
Empieza la fiesta con música dixie, baile y un chupito de té del puerto.

ANTECEDENTES:
La ancestral multiculturalidad que caracteriza Nueva Orleans la hace una ciudad muy rica en tradiciones, como su manera única en el mundo de celebrar los funerales.
El Jazz Funeral data de los primeros años del siglo XIX, cuando la gente de color [negro], esclavos y no esclavos, aunaban sus esfuerzos y los pocos recursos con que contaban para proporcionar al muerto un entierro digno.
Desde aquellos años, en la formación de la procesión se sitúan en la “primera línea” los familiares del difunto seguidos de la Jazz Band, detrás de la cual caminan el resto de personas no familiares: la “segunda línea”. Tradicionalmente, la Second Line se caracteriza por los accesorios de sus componentes: abanicos, pañuelos y sombrillas, todos ellos necesarios para paliar los rigores del cálido clima sureño durante el, a menudo, largo camino al cementerio.
En el viaje de ida el paso es calmado, al ritmo lento de la marcha fúnebre interpretada por la banda. Una vez enterrado el difunto, una llamada de la corneta indica al personal el cambio de ritmo.
Entonces, toda la procesión celebra la vida llevada por el finado y baila animada para ayudar a liberar su alma desplegando todo el attrezzo, agitando pañuelos y abanicos y haciendo girar las sombrillas de colores. Sin dejar de ser un elemento imprescindible en los funerales, con el paso del tiempo, las sombrillas se han convertido en el símbolo dominante de cualquier celebración en la ciudad: el Mardi Gras, bodas, graduaciones universitarias, aniversarios, jubilaciones, eventos deportivos, etc.
Lo que comenzó siendo la respuesta a una necesidad se ha convertido en el reflejo de un estilo personal y una actitud ante la vida que parece decir: Let the good times roll!!!